Estos son los síntomas que advierten de un infarto y que son más comunes en las mujeres
Tal y como indica el Instituto Nacional de Estadística, en España mueren cada año más mujeres que hombres por enfermedades cardiovasculares. A pesar de ello, seguimos manteniendo la idea muy extendida de que los infartos y otros eventos cardiovasculares graves son más propios de los hombres.
Según explica la Fundación Española del Corazón, la realidad es que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en las mujeres. Por ello, insiste en la necesidad de que conozcan cómo prevenir ante ellas y cómo actuar rápido en caso de sufrir un infarto u otro accidente cardiovascular grave.
Qué síntomas son más comunes en mujeres
Los síntomas clásicos del infarto incluyen dolor opresivo en el centro del pecho o en la zona epigástrica (estómago) que puede irradiarse al brazo izquierdo, ambos brazos, cuello, mandíbula y/o espalda; sudoración, náuseas y dificultad para respirar.
Estos pueden darse en ambos géneros, pero lo cierto es que además los signos pueden mostrar algunas características particulares en las mujeres que incluso pueden facilitar que el problema pase desapercibido hasta que sea demasiado tarde.
Por ejemplo, Beltrán recuerda que las mujeres sufren con más frecuencia que los hombres síntomas como:
náuseas
vómitos
indigestión
dolor en el centro de la espalda
dolor en la mandíbula
Cabe destacar que estos síntomas atípicos son más comunes en mujeres premenopáusica, mientras que aquellas de edad avanzada tendrían mayores probabilidades de experimentar disnea súbita.
Por qué el riesgo es mayor para las mujeres
La importancia de la prevención es vital, teniendo en cuenta que el pronóstico de un infarto de miocardio es peor para las mujeres que para los hombres. Así, es mayor el porcentaje de mujeres que fallece antes de llegar al hospital (52% en las mujeres y 42% en los hombres) y el pronóstico es peor tras la hospitalización.
Hay varios factores para esto. Por una parte, las mujeres tienden a presentar la enfermedad a mayor edad que los hombres, con lo que también suelen tener mayores comorbilidades (enfermedad renal, osteoarticular, anemia...). También suelen consultar más tarde, la mayor ocurrencia de síntomas atípicos puede traducirse en retrasos en el diagnóstico y según algunas investigaciones reciben tratamientos menos agresivos que los hombres. Finalmente, durante la hospitalización, las mujeres tienden a presentar mayores complicaciones como insuficiencia cardíaca o necesidad de transfusiones.
Por supuesto, saber cómo identificar una emergencia y actuar ante ella es vital, pero también lo es prevenir y actuar contra los factores de riesgo. Para ello, además de vigilar todo tipo de condición específica que podamos padecer, es fundamental llevar un estilo de vida saludable, con actividad física habitual y una dieta adecuada.